El día 18 de junio se reportó la desaparición de un submarino turístico ubicado en el Océano Atlántico Norte, donde viajaban cinco personas que fallecieron después de que la presión oceánica generara una implosión.
Al perder comunicación con la superficie, el equipo de OceanGate ya había detectado una “anomalía acústica consistente”, todo antes de la catastrófica implosión.
Los cinco pasajeros del sumergible llamado “Titán” fueron Stockton Rush de 61 años, el fundador de la empresa OceanGate Expeditions, el empresario paquistaní Shahzada Dawood de 48 años, su hijo Suleman de 19 años, el multimillonario británico de 58 años, Hamish Harding y el explorador francés de 77 años, Paul-Henri Nargeolet.
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Expertos han declarado que el sumergible pudo haberse sometido a presiones tan altas, que pudieron ser del peso de la Torre Eiffel.
El Presidente del Comité de Vehículos Submarinos Tripulados de la Sociedad de Tecnología Marina explicó que la nave debió haber estallado “en cuestión de una milésima de segundo”, por lo que el final de los pasajeros a bordo tuvieron una muerte “más amable, rápida e indolora”.
Hasta ahora, los fragmentos de la nave hechos a base de fibra de carbono y titanio, están siendo examinadas y puestas bajo observación, debido a que los componentes podrían indicar cómo es que se desencadenó la implosión.
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El director que filmó Titanic con Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en 1997, reveló que tanto los abordantes como la empresa ya estaban advertidos sobre las posibles consecuencias, sin embargo, fueron ignoradas.
“Había mucha preocupación por este equipo y este submarino, incluso hasta el punto de que yo no estaba involucrado porque estaba rodando ‘Avatar 2’ en ese momento, pero muchos se reunieron y escribieron una carta a ocean gate: ‘tienes que certificar, no puedes hacerle eso a la gente, es irresponsable y podría conducir a una catástrofe.”